Quilotoa, una laguna llena de magia y aventura.
El Quilotoa es uno de los volcanes de los Andes ecuatorianos y parte de la Reserva Ecológica Los Illinizas, ubicado aproximadamente a 4 mil metros sobre el nivel del mar. En su cráter se ha formado una caldera con un diámetro de casi 9 km de diámetro, 250 m de profundidad, y dentro de la caldera se ha formado una hermosa laguna.
Quilotoa, que significa el diente de la princesa o reina Toa, es un volcán algo peculiar. Existe una leyenda sobre Toa. Cuenta que ella estaba cuidando sus ovejas y se encontró a un cóndor que, fascinado por su belleza, quiso ayudarla en su tarea. Ella, al principio, le rechazó; pero el cóndor siguió cortejándola hasta que ella acabó marchándose con él, convirtiéndose también en cóndor.
Sus intensos colores, turquesa y verde azulado, se deben a los minerales que contiene, lo cual impide la vida dentro del lago. Su temperatura varía entre 3 a 15 grados centígrados. Se encuentra cerca del pueblo de Zumbahua y de Saquisilí y Pujilí.
A las 4am nos reunimos con todos los chicos en la Primax de Samborondón, que como ya lo mencioné antes, creo que es el mejor lugar de partida para cualquier viaje. Luego de equiparnos y comprar ciertos snacks para el camino, nos dividimos en 3 carros y partimos hacia nuestra nueva aventura.
Si salen de Guayaquil, les tomará 5 horas más o menos. En cambio, si salen de Quito sólo serán 3 horas. Lo recomendable es salir temprano para poder disfrutar de los paisajes y aprovechar la mañana para poder llegar a tiempo a todo. Para este viaje a Quilota, decidimos llevar nuestra propia comida y qué mejor opción que armar un kit donde podamos tener todo lo que necesitamos. El nuestro estaba compuesto por: frutas, snacks, sánduches, chocolate, una barra energética y un preparado de fideos. No es necesario llevar todo en fundas, se pueden usar recipientes de plástico, así evitamos la contaminación.
Este destino no es nuevo para todo el team, ya que más de uno ya había tenido el privilegio de visitar esta hermosa laguna. Las horas pasaban y estábamos más cerca de nuestro destino, atravesando los páramos occidentales de la provincia de Cotopaxi. Llegamos a Zumbahu donde tomamos el desvío a Quilotoa. Antes de llegar a Quilotoapueden aprovechar y hacer paradas para disfrutar del paisaje del lugar, además de conocer otros sitios increíbles del Ecuador, como la gigantesca quebrada del cañón de Toachi, un mirador natural en las cercanías de los Sichus. También pudimos disfrutar de toda la fauna y flora que tiene el lugar, realmente una conexión total con la naturaleza.
Después de 1 hora y media llegamos al Parque Nacional Los Illinizas, y de inmediato comenzaría nuestra nueva aventura. Nos equipamos y guardamos todo lo necesario para el viaje: era un descenso de media hora, así que teníamos que tener suficiente energía para todo el trayecto. Dentro del parque hay un restaurante donde pueden almorzar una rica sopa con un seco de pollo, que será suficiente para caminar y llegar a su destino. Para los no acostumbrados a caminar por la naturaleza, las bajadas suelen muy difíciles, mucho más que las subidas. Dan la sensación que te vas a resbalar y no sabes dónde poner el pie. Y siendo el camino de ida, siempre se va más despacio porque no se conoce la ruta. Después, al subir, todo cambia porque el terreno ya es conocido y también se va como más seguro.
Comenzamos nuestra caminata por el sendero de 1600 metros. A pesar de que la bajada era mucho más fácil que la subida, nos costó un poco porque el terreno estaba un poco resbaloso. Además, nos encontramos con muchas piedras. Deben tener mucho cuidado cuando bajen: el polvo puede jugar su contra. Por eso, es mejor bajar de lado e ir despacio. Si llevan maletas, tal vez se demoren un poco más. En tal caso, hay que tener en cuenta algo muy importante: el sendero se comparte con los asnos. Ellos están muy entrenados, eso sí, pero hay que intentar no chocarse con ellos ni ir a tocarlos cuando están subiendo o bajando para que no se descontrolen.
¡Al fin habíamos llegado a Quilotoa! Comenzamos a sacar todo de las maletas y otros se pusieron a armar las carpas, algo que tampoco es tan fácil. Debes tener mucha paciencia y seguir las instrucciones al pie de la letra. Es mejor llevar una carpa impermeable por si acaso llueve. Esa noche fue fantástica, entre música, risas e historias que cada uno compartía, las horas fueron pasando. Para terminar con una noche perfecta el cielo nos regaló una constelación de estrellas que fueron nuestras compañeras hasta el amanecer.
Nos levantamos muy temprano, desayunamos nuestros snacks y bebimos un café al pie de la laguna. Kevin fue el único que se lanzó a la laguna y disfruto de esa experiencia. Era casi las 10 de la mañana cuando decidimos hacer kayak y disfrutar del paseo de ir de un extremo a otro y recorrer toda la laguna. Sin duda un lugar que no puedes dejar de visitar. Nos vemos en nuestra próxima aventura.
Team Bucketlistec:
Roberto Ochoa He.: @robertoochoahe
Dana Bjaner: @danabjarner
Meche Chica: @mechechica
Viviana Edgecombe: @viviedgecombe
Isabela Carmigniani: @isabelacarmigniani
Erick Ramos: @erickramosph
Kevin Cedeño: @kevincedenoc
Kevin Moncayo: @kevinmoncayo
Derrick Moncayo: @moncayo1
Anel Rizzo: @anelrizzo
Gabriela Andramuño: @gabrielaandramuno
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